jueves, 25 de marzo de 2010

KANDINSKY WASSILY - De Lo Espiritual En El Arte

Aquí nos encontramos también con sabios profesionales, que recuerdan cómo las Academias recibieron en su día teorías ahora indiscutibles y aceptadas por ellas mismas, y con expertos en Arte que escriben libros elogiosos y profundos sobre lo que ayer juzgaban absurdo. Con estos libros levantan unas barreras, superadas ya por el Arte, y erigen otras que, según ellos, permanecerán inmóviles y siempre válidas. En su intento no se dan cuenta de que no construyen barreras delante, sino detrás del Arte. Y en caso de percatarse de ello, escribirán nuevos libros que las lleven un poco más allá. Hasta que no comprendan que el principio externo del Arte tiene validez únicamente para el pasado y nunca para el futuro, su actividad no sufrirá cambio alguno. No hay ninguna teoría de este principio que va a regir el camino futuro que puede situarse en el reino de lo no-material.


La literatura, la música y el arte son los sectores más sensibles y los primeros en registrar el giro espiritual de una manera real, reflejando la sombría imagen del presente, y la intuición de algo grande, todavía lejano e imperceptible para la gran masa; una gran oscuridad aparece apenas esbozada, volviéndolos sombríos. Por otro lado, se apartan del contenido sin alma de la vida actual adentrándose en temas y ambientes que dejan vía libre a los afanes y a la búsqueda no material de almas sedientas.

La intuición poética, el empleo adecuado de una palabra y su repetición interior dos, tres y más veces consecutivas, producen el desarrollo de su sonido interno, y pueden descubrir otras insospechadas cualidades espirituales de la palabra. Por último, la repetición continua de una palabra (un juego predilecto de la juventud después olvidado) hace que ésta pierda su sentido. Se puede olvidar incluso el significado abstracto del objeto designado descubriéndose el puro sonido de la palabra. Inconscientemente, este sonido puro también puede oírse en consonancia con el objeto real o con el objeto abstracto. En este último caso, el sonido puro está en primer plano y actúa directamente sobre la mente, produciendo una vibración sin objeto que es más compleja, yo diría más trascendente, que la conmoción anímica provocada por el sonido de una campana, de una cuerda, de una madera que cae, etc....


La libertad total, medio necesario en el que ha de desenvolverse el Arte, no puede ser absoluta. A cada época le corresponde un nivel determinado de esta libertad, y ni la fuerza más genial podrá escapar de sus límites. Pero este determinado nivel ha de ser alcanzado, y de hecho se llega a él ¡a pesar de todas las resistencias que se le opongan!


Lo hasta ahora mencionado han sido los primeros brotes de esta tendencia hacia lo no-natural, lo abstracto, la naturaleza interior, que consciente o inconscientemente responde a la frase de Sócrates: ¡Conócete a ti mismo! Conscientemente o no, los artistas vuelven su atención hacia su material propio, estudian y analizan en su balanza espiritual el valor interno de los elementos con los que pueden crear.
Esto produce espontáneamente su consecuencia natural: la comparación de los propios elementos con los de otras artes. La enseñanza más valiosa la da la música. Casi sin excepciones, la música ha sido siempre el arte que ha utilizado sus propios medios para expresar la vida interior del artista y crear una vida propia, y no para representar o reproducir fenómenos naturales.
El artista, cuyo objetivo no es la imitación de la naturaleza, aunque sea artística, sino que lo que pretende es expresar su mundo interior, ve con envidia cómo hoy este objetivo se alcanza naturalmente y sin dificultad en la música, el arte más abstracto. Es lógico que se vuelva hacia ella e intente encontrar medios expresivos paralelos en su arte. Este es el origen, en la pintura actual, de la búsqueda del ritmo y la construcción matemática y abstracta, del valor dado a la repetición del color y a la dinamización de éste, etc.
La comparación entre los medios propios de cada arte y la inspiración de un arte en otro, sólo es válida si no es externa sino de principio. Es decir, un arte puede aprender de otro el modo en que se sirve de sus medios para después, a su vez, utilizar los suyos de la misma forma; esto es, según el principio que le sea propio exclusivamente. En este aprendizaje, el artista no debe olvidar que cada medio tiene una utilización idónea y que de lo que se trata es de encontrarla.



Respecto a la expresión formal, la música puede obtener resultados inasequibles para la pintura, pero, por otro lado, no tiene algunas de las cualidades de ésta. Por ejemplo, la música dispone del tiempo, de la dimensión temporal. La pintura, que carece de esta posibilidad, puede sin embargo presentar todo el contenido de la obra en un instante, lo cual es imposible para la música. Esta, externamente emancipada de la naturaleza, no necesita tomar prestadas formas externas para su lenguaje. Por el contrario, la pintura depende hoy casi por completo de las formas que le presta la naturaleza. Su labor consiste en analizar sus fuerzas y sus medios, conocerlos bien, como hace tiempo que los conoce la música, y utilizarlos en el proceso creativo de un modo puramente pictórico.
Estas diferencias son relativas -como todo en este mundo. En cierto sentido la música puede evitar la extensión en el tiempo, mientras que la pintura puede utilizarla. Nuestras afirmaciones tienen, por lo tanto, un valor relativo.
La música de repertorio, en su sentido limitado, demuestra lo lamentable que resulta utilizar medios musicales para reproducir formas externas. No hace mucho aún se hacían este tipo de experimentos. El croar de las ranas, el cacareo de las gallinas, el ruido del afilador, son números dignos de un espectáculo de variétées. divertidos como entretenimiento. Pero en la música seria estas aberraciones no son más que ejemplos del fracaso al que conduce la imitación de la naturaleza. Esta tiene su propio lenguaje, que actúa con fuerza insuperable sobre nosotros, y que no se puede imitar. Cuando se reproducen musicalmente los sonidos de un gallinero para producir el efecto de la naturaleza y situar al oyente en ésta, se pone de manifiesto claramente lo imposible e innecesario de la empresa. Todo arte puede representar cualquier ambiente, pero no imitando externamente a la naturaleza sino reproduciéndolo artísticamente en su valor interno.

Al profundizar en sus propios medios, cada arte marca los límites que lo separan de los demás, y este proceso los vuelve a unir en un empeño interior común. Así se descubre que cada arte posee sus propias fuerzas, que no pueden ser sustituidas por las de otros. De este proceso de unión nacerá con el tiempo el arte que ya hoy se presiente: el verdadero arte monumental.
Todo lo que sea profundizar en los tesoros escondidos de un arte, es una valiosa colaboración en la construcción de la pirámide espiritual que un día llegará hasta el cielo.

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¿Puede la música cambiar el modo de actuar y pensar de las personas en un país?


El ombligo de los limbos (Antonin Artaud, L'ombilic des limbes)

Una sensación de quemadura ácida en los miembros, músculos retorcidos e incendiados, el sentimiento de ser un vidrio frágil, un miedo, una retracción ante el movimiento y el ruido. Un inconsciente desarreglo al andar, en los gestos, en los movimientos. Una voluntad tendida en perpetuidad para los más simples gestos, la renuncia al gesto simple, una fatiga sorprendente y central, una suerte de fatiga aspirante. Los movimientos a rehacer, una suerte de fatiga mortal, de fatiga espiritual en la más simple tensión muscular, el gesto de tomar, de prenderse inconscientemente a cualquier cosa, sostenida por una voluntad aplicada. Una fatiga de principio del mundo, la sensación de estar cargando el cuerpo, un sentimiento de increíble fragilidad, que se transforma en rompiente dolor (...)

Ventana sobre el amor

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.

(Eduardo Galeano)

Sólo un cuerpo

Ahí va la urna
Y yo no tengo lágrimas
Sólo besos
Y un puño alzado, erecto
Por el misterio, por la rabia

También memoria
De danzas
De alegrías
De locura

Oh amor
Te has silenciado
Si hubiese un cielo
Me sentiría feliz
Pero el cielo es una palabra
Un color, unas nubes
Y tú no estás allí...

Somos sólo un cuerpo, una carne, unos ojos
Y esa infinita capacidad de sentir

La paz del Señor y la paz de la Noche
No colman esta pena

¡Cuánto me gustaría bailar desnuda contigo
los Preludios de Chopin

y saltar
para dar gusto a la vida!


Ah, la locura y la muerte,
cómo avergüenzan
son grotescas.

(Hanni Ossot)


“Libro de los abrazos”

Lástima que Adán fuera tan bruto. Lástima que Eva fuera tan sorda. Y lástima que yo no supe hacerme entender.
Adán y Eva eran los primeros seres humanos que de mi mano nacían, y reconozco que tenían ciertos defectos de estructura, armado y terminación. Ellos no estaban preparados para escuchar, ni para pensar. Y yo... bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar. Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como " Hágase la luz", pero siempre en soledad.
Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica.
Lo primero que sentí fue asombro. Ellos acababan de robar la fruta del árbol prohibido, en el centro del Paraíso.
Adán había puesto cara de general que viene de entregar la espada y Eva miraba al suelo , como contando hormigas. Pero los dos estaban increíblemente jóvenes y bellos y radiantes.
Me sorprendieron. Yo los había hecho; pero yo no sabía que el barro podía ser luminoso.
Después, lo reconozco, sentí envidia. Como nadie puede darme órdenes, ignoro la dignidad de la desobediencia. Tampoco puedo conocer la osadía del amor, que exige dos. En homenaje al principio de autoridad, me aguanté las ganas de felicitarlos por haberse hecho súbitamente sabios en pasiones humanas.
Entonces, vinieron los equívocos. Ellos entendieron caída donde yo hablé de vuelo. Creyeron que un pecado merece castigo si es original. Dije que peca quien desama: entendieron que peca quien ama. Donde anuncié pradera de fiesta, entendieron valle de lágrimas. Dije que el dolor era la sal que deba gustito a la aventura humana: entendieron que yo los estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos. Entendieron todo al revés. Y se lo creyeron.
Ultimamente ando con problemas de insomnio. Desde hace algunos milenios, me cuesta dormir. Y dormir me gusta, me gusta mucho, porque cuando duermo sueño. Entonces me hago amante o amanta, me quemo en el fuego fugaz de los amores de paso, soy cómico de la legua, pescador de alta mar o gitana adivinadora de la suerte, del árbol prohibido devoro hasta las hojas y bebo y bailo hasta rodar por los suelos...
Cuando despierto, estoy solo. No tengo con quien jugar, porque los ángeles me toman tan en serio, ni tengo a quién desear. Estoy condenado a desearme a mi mismo. De estrella en estrella ando vagando, aburriéndome en el universo vacío. Me siento muy cansado, me siento muy solo. Yo estoy solo, yo soy solo, solo por toda la eternidad.

Eduardo Galeano.

luz

luz

Angustia de tenerte

Mi voz impenitente te ha llamado

y mis pasos vacilantes te han buscado

por caminos donde nadie ha transitado.

¿Es que no existes? ¿Eres acaso imagen

formada en mi ilusión?

¿Fantasía o angustia de tenerte?

Te he buscado en las latitudes de mi mundo,

en los crecidos ríos donde lava

el arcoíris su bandera

en los laboratorios misteriosos de la selva

donde van las abejas encantadas

a beber sus hechizadas mieles.

En la verde sangre del racimo

donde pintan sus hojas las palmeras.

En los pozos escondidos

donde la bifurcada lengua de la sierpe

diluye sus venenos.

En la veta profunda del metal

donde los silos de la tierra

esconden sus diamantes.

En la grieta angustiada del barranco

donde el sediento cauce

está llorando por la ausente gota.

Yo sólo sé que estás dentro de mí,

desintegrando tu partícula en la mía.


Lilia Borjas

darklovers

darklovers

Presagios - Salinas

Cuánto rato te he mirado
sin mirarte a ti, en la imagen
exacta e inaccesible
que te traiciona el espejo!
«Bésame», dices. Te beso,
y mientras te beso pienso
en lo fríos que serán
tus labios en el espejo.
«Toda el alma para ti»,
murmuras, pero en el pecho
siento un vacío que sólo
me lo llenará ese alma
que no me das.
El alma que se recata
con disfraz de claridades
en tu forma del espejo.